martes, 7 de septiembre de 2010

ESPECIAL HOMENAJE A CLARITA VIDAL EZETA

SIN VUELTAS
POR : PEPE TRONCON
ESPECIAL:
EN LA HORA DEL ADIOS
QUE EN PAZ DESCANCES CLARITA.

Dicen que cuando la felicidad es muy grande generalmente dura muy poco. Siempre puntualicé a lo largo de mis notas que mi paso por el voleibol de ya cuarenta y dos largos años se caracterizó por las inmensas alegrías y profundas tristezas vividas pero aún en las buenas y en las malas seré siempre un hombre agradecido por las vivencias, las emociones, los llantos y la gente maravillosa que me dio la oportunidad de conocer.

Y fue precisamente a inicios de 1973 cuando luego de un pequeño paréntesis un 15 de enero volvíamos al campo del Coliseo del Circolo Sportivo Italiano para reiniciar nuestra labor al frente de un grupo de niñas que días antes reunidas en la piscina del club nos habían pedido iniciar la práctica del voleibol. Hijas de socios de la institución quienes a su vez captaron como invitadas a algunas compañer4as de colegio y amigas y así completamos un grupo de 10 o 12 niñas pero nos encontramos con un gran sorpresa: NO HABIAN BALONES. Nos tuvimos que ir al almacén de la vieja mega tienda TIA en la avenida General Garzón en la que pudimos adquirir una docena de los entonces recién aparecidos balones Viniball y así comenzó un cuento de hadas , una historia hecha de mística, de romance, de entrega en fin de compromiso por amor al deporte.

El objetivo estaba definido, darle el empujón al voleibol de la prestigiosa institución “Azzurra” para insertarlo en la entonces Liga Metropolitana de Voleibol de Lima y respetando un proceso en el tiempo llegar a la máxima división de dicha entidad con un equipo integramente formado en casa hecho que se logró en sus inicios cuando un 8 de septiembre de 1973 debutaba el equipo de categoría juvenil en la vieja y querida “Bombonera” del Estadio Nacional enfrentando a su similar del Club Carmelitas.

En el transcurso del proceso se sumaron niñas de los colegios Rosa de América, Santa María de Magdalena y lógicamente del Antonio Raimondi de nuestros amores. Esa fue la oportunidad en la que llegaron precisamente del Colegio Rosa de América las tres hermanas Vidal Ezeta: Clarita, Mónica cariñosamente bautizada como “Patito” y la pequeña entonces Jessica que se iniciaba en al ABC del voleibol en la Academia de aquella época.

Aquí comienza una historia tal vez corta pero de esas que se quedan siempre inscritas en la memoria y con imágenes siempre presentes en la retina de nuestros ojos. Aquella historia que no terminó cuando Clarita Vidal decidió retirarse de la práctica del voleibol a fines de 1974 sino que perduraría hasta aquella fría tarde de un seis de agosto del 2010 cuando alrededor de las 17.30 horas recibimos la llamada telefónica caminando por las calles de San Isidro de un viejo y querido amigo quien nos trasmitía la infausta e increíble noticia: Clarita había partido rumbo a la gloria de Dios quien lo iba a creer una semana antes de su cumpleaños, ella nació un trece de agosto de 1956.

Volvemos al voleibol, armamos el equipo juvenil aquél 1973 y la armadora principal y capitana del mismo era ella Clarita Vidal Ezeta querida por todas sus compañeras, una líder nata que no hacía ningún esfuerzo para ganarse el respeto y cariño de sus compañeras y la confianza de Técnicos y Dirigentes. El debut fue con triunfo y pequeño agasajo al regreso en las instalaciones del Club, el Circolo Sportivo Italiano volvía en grande a las actividades oficiales luego de un largo paréntesis de 19 años.

Con ese mismo equipo juvenil se participó en el Campeonato de Primera División buscando el ascenso a la División Superior un verdadero atrevimiento considerando que los rivales en su mayoría eran de categoría mayores. Pero se compitió y se cumplió una actuación memorable ocupando el segundo lugar luego de caer en la definición con el ya desaparecido equipo del Soriano Sport. Armadora principal y capitana del equipo era como no Clarita Vidal Ezeta.

La aventura siguió en 1974 con la definición del campeonato Juvenil en una final inolvidable contra los poderosos equipos del Club Regatas Lima y del Club Deportivo Bancoper con un honroso tercer lugar. El siguiente objetivo era el Campeonato de la Primera División pero en el ínterin llegó una amable invitación del Club Regatas Lima para participar en un Torneo Internacional con la participación del Club san Bernardo Do campo de Brasil, aceptamos y el equipo comenzó un entrenamiento intensivo para dicho evento. Una ausencia a los entrenamientos y un evidente mal entendido a una decisión de la Comisión de Voleibol de aquél entonces fue el detonante para el alejamiento de Clarita del equipo de la referencia.. Conversamos con ella largamente y tratamos hasta lo imposible para que retornase pero nunca vamos a olvidar su última respuesta: “No, yo cometí una falta y he decidido colgar mis zapatillas” de esta expresión fue testigo su fallecido padre Jorge Vidal Ponce.

Serena en todos tus actos, honesta,, pura y transparente Clarita había sentenciado el “no va más” y esa decisión nos marco para toda la vida, la respetamos pero nos cuesta poder aceptarla aún cuando ella ya está en el cielo. A lo largo de los años la amistad con ella y su querida familia fue imperecedera, siempre hubo un momento para el reencuentro aun inesperado pero siempre gratificante.

Recuerdo cuando en el año 1980, un mes de julio y sería imposible olvidarlo porque apenas hacía una semana que había fallecido nuestro padre nos avisaron que Clarita había sido sometida a una intervención quirúrgica y estaba internada en la Clínica San Felipe, fuimos a verla y conversamos largamente y comprendimos que aún cuando se recuperaba satisfactoriamente en el fondo de esos ojazos de mar inmensamente abiertos y de esa actitud firme de quien es dueña de una gran fuerza moral había una gran tristeza, ella en el fondo de su corazón sabía porque : “si Dios me sometió a esta prueba que así sea” me dijo al momento que me despedía de ella con beso en la frente.

En el final de esta sentida nota de homenaje a una gran mujer y maravillosa amiga y leal discípula en el deporte debo confesar que a pesar de que no nos volvimos a ver en los últimos quince años el recuerdo de lo que ella significó a través de nuestro paso por el voleibol fue siempre vivo, su presencia siempre presta al gesto afectuoso, a la sonrisa sincera y a la mirada de esos ojos de mar que hoy iluminan el cielo.

Unas palabras finales para su querida madre Doña Carmen Ezeta : Carmencita querida: solo una madre sabe la dimensión del dolor y que se siente cuando se pierde una hija, esas heridas son muy profundas y solo el tiempo y la resignación divina las pueden cicatrizar. Deseo fervientemente que al lado de Ivo, Ivan, Percy, Monica, Jessica y Karina tus hijos que te adoran encuentres el consuelo, la tranquilidad y la paz que en estos momentos de inmenso dolor necesitas.

JOSE TRONCON ASTE

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